A lo largo de la vida cada uno de nosotros tenemos que hacer frente a una de las situaciones más dolorosas, como es la muerte de un ser querido. Esto pone a prueba nuestros recursos, nos hace plantearnos si seremos capaces de volver a conectar con la persona que éramos, si estaremos marcados para siempre o si por el contrario, tendremos que descubrir quiénes somos y en qué hemos cambiado a partir de ahora.
Al enfrentarnos a la pérdida es habitual experimentar diferentes sensaciones, entre ellas:
Culpa, soledad, impotencia o rabia
Ansiedad
Un dolor que parece superarnos
Tristeza por no haber podido participar en el proceso de despedida
De igual forma, solemos enfrentarnos a ellas con estrategias variadas:
Esquivar hablar de la pérdida ya que supone un problema o no es adecuado
Evitar sentimientos difíciles asociados al proceso de duelo
Proteger de este dolor a otras personas
Vivimos en una sociedad en la que desde pequeños se nos oculta la enfermedad, la separación o la muerte, con lo que hablar de ella se convierte desde muy temprano en un tabú. A los niños se les impide ser partícipes de estos momentos tan duros y a veces tan desconocidos incluso para los propios adultos.
En algunos casos pasa el tiempo y aparecen síntomas de depresión y ansiedad.
Nuestro entorno nos recuerda que la vida continúa y sin embargo no somos capaces de relajarnos de nuevo, de dejarlo pasar y mirar hacia delante. Si esto sucede y pasadas unas semanas o meses aún sientes que todo es demasiado difícil, que el malestar emocional sigue siendo muy intenso y te impide reanudar tu vida, significa que tu proceso de duelo se está complicando.
Si este es tu caso, ponte en contacto con nosotros; es probable que necesites ayuda psicológica.
En PSINTRA Psicólogos contamos con una amplia experiencia en
acompañar desde la terapia con las herramientas más eficaces para el tratamiento del trauma, como son la terapia EMDR o la formación en terapias de duelo. En ellas, primamos la atención humana personalizada a las necesidades y emociones de cada uno y la conexión con sus propias fortalezas, porque para nosotros el dolor de cada
persona es único.