La respuesta a esta pregunta la iremos descubriendo a lo largo del texto. Y puede parecer sencilla, pero no lo es. Desde Clinica Psicologica Retiro os acompañamos a hacer el viaje desde el principio.
Realmente es muy complicado, casi imposible, vivir sin esperar que ocurran cosas cuando hacemos algo. Las expectativas nos ayudan a ponernos en marcha, activan nuestra motivación y nos dirigen hacia una meta. Un ejemplo (real): estoy mal en mi trabajo, empiezo a buscar un nuevo empleo enviando decenas de currículums y casi automáticamente me digo: “total, si no me van a llamar…”. Entonces, ¿para qué lo intento?
¿Es bueno tener expectativas?
Muy a menudo las personas que piden ayuda psicológica nos expresan esta idea: “yo ya no espero nada (de una relación, de un proceso laboral, de cómo resolver un problema o incluso de la vida)”. O “prefiero no hacerme ilusiones y, si luego pasa algo bueno, eso que me llevo”. ¿De verdad es esto posible? Hay algo en su vida que les está provocando ansiedad; síntomas físicos y emocionales les alertan de que algo no va bien.
Una de las trampas que nos tienden las expectativas es que son, en gran medida, inconscientes. En situaciones como la anterior, el cerebro comienza a generar neurotransmisores (dopamina, GABA o adrenalina) que van guiando nuestra conducta, pero no siempre nos damos cuenta de ello inmediatamente. Ya sé (conscientemente) que mi ex-pareja difícilmente va a volver conmigo porque me lo ha dejado muy claro, pero veo una llamada suya en mi móvil y (inconscientemente) empiezo a pensar que quizás se lo ha pensado mejor, que dejarlo fue muy precipitado… y acabo viéndome de nuevo de luna de miel. Se han disparado unas expectativas que no siempre se van a cumplir. Con mucho dolor, al devolver la llamada compruebo que mi ex me llama porque en el banco está todo preparado para firmar la cancelación de la cuenta común.
Y aquí es donde surge el mecanismo de defensa del que hablábamos al principio; una vez nos recuperamos del golpe y volvemos a tomar contacto con la realidad (mi ex no quiere volver conmigo), nos intentamos autoconvencer de que lo mejor la próxima vez será “no volver a ilusionarnos con tonterías”. Es decir, mejor no tener expectativas.
¿Cómo puedo tener expectativas alcanzables?
Esto nos lleva a un bucle infinito en el que racionalmente me digo una cosa (“no te ilusiones”, “no hagas planes”, “no esperes nada”) mientras mi mente está haciendo un viaje que no controlo (“qué bien estarías con ese nuevo trabajo”, “en el fondo me encantaría volver a tener pareja”…). Por eso, desde PSINTRA Psicólogos os proponemos un camino alternativo en 4 sencillos pasos:
- Cuando surja esa idea de “no esperes nada de esta situación”, responde a esta pregunta: ¿qué esperaría otra persona en esta misma situación? Si alguien está deseando que su ex le llame para reconciliarse, es probable que esa persona esté en proceso de duelo por una ruptura y no sepa cómo superar la depresión. Y esto es más fácil verlo en los demás que en mí mismo.
- Una vez clarificadas algunas de esas expectativas, plantéate cuáles (y cuánto) dependen de ti y cuáles no. No depende de mí que mi ex me llame para volver, pero sí conectar con que siento un vacío o una tristeza de la que tengo que hacerme cargo.
- Focalízate en aquellos aspectos del apartado anterior que dependan de ti. Entrena para llevar tu atención a lo que está a tu alcance (mi autogestión emocional) mientras amablemente vas aparcando lo que no depende de ti (igual no está mal dejar de mirar el móvil cada 2 minutos por si mi ex me llama para la luna de miel).
- Por último, de aquello que depende de ti:
¿Qué puedes resolver por ti mismo?
¿Necesitas resolverlo con con ayuda?
¿Puedes posponer algo para resolverlo más adelante?
En resumen, una forma de evitar la trampa de querer vivir sin expectativas, algo difícil y poco práctico, es tomar conciencia de ellas. Algo parecido al dicho de “si no puedes con tu enemigo, alíate con él” De esta forma, estaremos contribuyendo a aumentar nuestra sensación de control sobre lo que es sano esperar y lo que no cuando mi cerebro viaja por un camino y mi cuerpo por otro.